Historia de la Foto de Mi perfil
La foto que tengo en mi perfil en la que estoy junto aun estatua la cual desconozco su autor, lo tendré de tarea, me rememora aquellos años en que mi padres me dejaban pasar los sábados en casa de mi abuela Noemí (Mima) en el viejo edificio de los Palos Grades, lugar donde había vivido por mas de 40 años.
En aquellos días mi abuela solía tenerme un itinerario de actividades que tendría fuertes influencia en mí. En las mañanas de todos los sábados, mi abuela y yo íbamos al Parque del Este, cuando ese era simplemente su nombre, es decir no tenía el nombre de Rómulo Betancourt, como ahora lo denominan Francisco de Miranda o como posiblemente los puedan llamar dentro una década según el partido o corriente política gobernante. Dentro de estos paseos había un área del parque donde habían expuestas esculturas modernas, en su mayoría muy abstractas como para que un niño de mi edad pudiera llamarle atención, a excepción de una estatua de un joven indígena, flaco de los que tienen la barriga llenas de lombrices, desprovisto de camisa y con un viejo pantalón corto y sobrero. Este parecía estar parado bajo un aguacero con un pequeño perro CaCri (Callejero Criollo) y ya a esa edad estaba conciente de que el ese joven que veía no estaba provisto de buena fortuna, sin embargo le envidiaba el hecho de tener un perro a su lado. A esa edad no entendía de razas caninas o de que en efecto el perro no estaba jugando, por lo contrario permanecía sentado al lado de que quien mas que su amo era su compañero, con la misma de actitud, a la expectativa de que más podría traerles la vida.
Cada vez que pasábamos por esa área no los veíamos, los visitábamos como si tuvieran algo nuevo que contarnos, tal vez las novedades del parque y después que permanecíamos un rato viéndolos, siempre formulaba la misma pregunta a mi abuela ¿Cuándo te vas a comprar un perro? y ella con un carácter recio respondía ¡Jamás! Cualquier otro hubiera desistido de volver a preguntar, pero siempre el sábado siguiente volvía a insistir, tal vez porque pensaba que siempre habría un sábado para preguntar ¿Cuándo? O simplemente sabría que mas temprano que tarde mi abuela me complacería, como en efecto lo fue y por lo que nunca más volvimos al Parque del Este, no nos dejaban pasar con un perro.
Muchos años después, aún visitaba los sábados a mi abuela pero ya no era necesario que me tuviera un itinerario, paseaba por la Galería de Arte Nacional cuando encontré a unos viejos amigos que tenia años sin ver, era la vieja estatua de este pobre joven y su perro aún sin perder la esperanza de que algo les llegaría y recodé los días en que los visitaba todos los sábados en el Parque del Este y pensé que en esta oportunidad debían tener mucho que contar. Estuve rato viéndolos y comprendiendo los detalles que debido a mi edad en esos momentos no pude apreciar. Fue por eso que decidí tomarme esa foto junto con unos viejos amigos, que me hicieron recordar lo que es una felicidad sencilla e infantil, me hizo agradecer la preocupación de mi abuela en darme todo lo que estuviera a su disponibilidad para que yo pasara sábados amenos y divertidos a su lado.
